
Hace muchos años, cuando se estrenó “Mars Attack”, recuerdo que era verano y yo tendría entre diez y catorce años. Debe haber sido un verano muy aburrido, porque recuerdo que fui a cine sólo y me senté en una banca a ver ésa película. En ésa época yo no sabía y ni me interesaba saber quién era Tim Burton. Pasaba por un verano demasiado aburrido, eso era todo. No había nada qué hacer, y con tal de salir de casa yo vi “Mars Attack” en el cine Benavides. Ya no recuerdo qué tal me pareció la película. No recuerdo si me habré decepcionado al ver a Jack Nicholson en un papel tan bajo. Es más, tal vez me gustó, por la estética de los marcianos y los platillos voladores, y el hecho de que sean marcianos, no extraterrestres, ni aliens. Marcianos, como los marcianos de fruta, sólo que estos eran verdes, cabezones, hablaban como patos y tenían pistolas chistosas con las que querían destruir a la humanidad.
Entonces yo tenía como doce años, y estaba sentado en la oscuridad del cine viendo esta película tan estúpida. Y en mi mente tal vez me estoy diciendo: carajo, qué verano tan aburrido. Y ni siquiera me imagino a los veinte años cómo voy a estar, qué voy a estar haciendo. Y los años pasan tan rápido como si adelantaran la película o alguien saltara de escena en escena en el DVD. Tal vez en el cine haya alguna chica que me guste. Me distraigo y dejo de ver “Mars Attack”. Tal vez es una de ésas chicas que me gustan, con las facciones perfectas, con aquella expresión (no reconozco qué expresión será, simplemente sucede), y tal vez esta chica está pendiente de cada cosa que sucede en la película y no pierde el tiempo en mirarme. Y cuando la película ha terminado, yo me esfuerzo por ponerme de pie antes de que se enciendan las luces.
Hoy estaba en el micro pensando todo esto cuando vi a una de ésas chicas. Ya no son como eran antes. Ahora importa mucho el cuerpo, las tetas, las piernas, qué tal les queda el pantalón que están usando. Y lo peor es que muchas lo logran. Muchas de ésas chicas logran enamorarme con el simple hecho de existir. Todavía me enamoro así de fácil. Y pienso en “Mars Attack” y pienso en cuando era niño. Yo no quiero vivir en un mundo donde los niños que nacieron el noventa y uno tengan dieciséis años. Yo nací el ochenta y seis y creo que fue un gran año para nacer. Yo no quiero que vengan los marcianos y ataquen. Yo no quiero ver ésa película.
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